- Compradas en 2014
- Reparadas en 2021
Reparación y texto de Celia Pym
Los productos MUJI son objetos cotidianos.
Uno de los productos clave de MUJI, las Zapatillas, estás diseñadas para facilitar su uso y ofrecer la máxima comodidad mientras deambula por su hogar. Están hechas para durar, pero pueden dañarse o desgastarse si las usa todos los días.
MUJI colaboró con Celia Pym, una artista textil con sede en Londres, para explorar formas de extender la vida útil de las zapatillas MUJI que están dañadas o gastadas. MUJI le pidió a Celia que remendara dos pares de pantuflas MUJI y que también compartiera la historia de sus propias zapatillas MUJI. Ha remendado sus zapatillas varias veces a lo largo de 7 años.
Reparación y texto de Celia Pym
Durante el último año y medio, este par de zapatillas mullidas de tela vaquera fue utilizado todos los días. El daño que han sufrido las zapatillas ha sido a causa de ese uso diario. Han sido reparadas con hilos de lana, lino y algodón. En las zonas donde se han reparado por segunda y tercera vez, el nuevo zurcido ha tomado hebras de lana de los zurcidos originales y las ha entretejido con el nuevo zurcido. Esta reparación superpuesta ha creado un parche de color en capas que solo se consigue gradualmente con el uso y la reparación repetidos. La belleza procede de su utilización y cuidado.
Este es un relato sobre mis zapatillas y su reparación:
«Estas zapatillas MUJI tienen 7 años. Lo sé porque me mudé a mi nuevo piso hace 7 años y las compré entonces para que las usaran mis invitados.
El año pasado, al pasar más tiempo en casa, con una separación borrosa entre el trabajo y la vida privada, usaba las zapatillas todos los días para todas mis actividades y trabajos. Me encantaba llevarlas todos los días. Era la primera vez que hablaba con mis alumnos o asistía a reuniones en zapatillas. Me encantaba tenerlas puestas mientras estaba en una reunión por Zoom y disfrutaba al estirar los dedos de los pies en el suave acolchado de la zapatilla. La sensación de suavidad en los pies me resultaba agradable y reconfortante.
Un día noté que las zapatillas tenían un aspecto algo viejo y desgastado. No estoy segura de cuándo se pusieron así, debe haber sido un desgaste gradual. De repente, las vi con otros ojos y parecía que necesitaban atención.
Decidí repararlas con lana azul, verde, rosa y amarilla que me había sobrado de proyectos anteriores. Quería que se viera claramente la reparación. El daño reflejaba cómo descansaban mis pies en ellas, marcas de cosas derramadas al cocinar y el sitio donde se engancharon en una astilla del suelo de madera. En la reparación, quería ver las huellas de mis hábitos diarios y del movimiento de mi cuerpo.
Sigo usando las zapatillas todos los días y he tenido que remendarlas de nuevo sobre mi reparación original. Las áreas reparadas tienen un tacto agradable, una textura tejida que me masajea suavemente los pies.
Durante el último año y medio, he notado cada vez más los objetos que uso a diario y los he estado reparando y cuidando como práctica habitual. Es como si, con las reparaciones, parte de mí pasa a ser parte del hogar».
Las zapatillas de Ella estaban desgastadas en ambos talones, tenían un pequeño agujero en la zona del dedo meñique de la zapatilla izquierda y del dedo gordo de la derecha, había una pequeña marca en junto al dedo gordo de la zapatilla derecha y dos pequeños agujeros, tal vez de quemaduras o por engancharse con algo afilado, en la suela de la zapatilla derecha.
Arreglé las zapatillas con un bordado en punto de zurcido, más ancho que el agujero para que los bordes quedaran bien reforzados, utilizando una combinación de hilos de lana y lino. El zurcido en el interior de la zapatilla hace que el talón quede un poco más acolchado.
Ella tenía claro que quería que la reparación se hiciera en color rosa. La primera vez que nos vimos, me explicó que le encantaba el rosa, especialmente el color rosa brillante. La segunda vez me dijo que a su hija también le encantaba el rosa. Eso nos llevó a hablar de su hija, que estaba fuera ese verano visitando a su abuela en Polonia. Ella dijo que echaba de menos a su hija y que tenía ganas de enseñarle las zapatillas reparadas cuando regresara a Londres. Insinuó que tal vez eligió el rosa para la reparación no solo por ella misma, sino también por su hija.
Esto es lo que dijo Ella sobre sus zapatillas:
«Me sentía demasiado sentimental como para tirarlas. Compré este par de zapatillas a finales de 2019. Este estilo es mi tipo de zapatilla favorito. Lo he estado usando durante años y tenía la costumbre de reemplazar las zapatillas cuando se desgastaban.
El año pasado me mudé de casa y, en el proceso de mudanza, estaba clasificando mis cosas en tres montones: «conservar», «donar» y «para mi hermana». Entonces me di cuenta de que estas zapatillas tenían agujeros en las suelas y estaban un poco desgastadas en los talones. Algo en mi estado emocional en torno a la mudanza hizo que quisiera cuidar estas zapatillas, extender su vida y traerlas con nosotras a la nueva casa. De ese modo, las zapatillas ligeramente deterioradas se trasladaron con mi hija y conmigo.
Suelo reparar las cosas de mi hija, especialmente las cosas a las que tiene más apego, como los juguetes. Es algo que me parece importante. Estudié costura cuando era más joven y puedo hacer ropa, y recuerdo a miembros de mi familia arreglando ropa en mi propia infancia. Así que los arreglos de costura son algo que me resulta familiar. Creo que remendar muestra respeto por las cosas, cuidarlas y mostrar creatividad con hilo y aguja.
No estoy segura de cómo me hice el agujero en el talón de las zapatillas, no lo noté en el momento, pero tal vez sea de cuando salí al jardín con ellas puestas en lugar de cambiarme de calzado.
Me hace ilusión que me reparen las zapatillas. Me gusta el rosa brillante y me encanta que la reparación sea visible. Pienso: ¿qué es lo peor que puede pasar? Las zapatillas ya están dañadas, así que la reparación las va a mejorar. A mi hija también le encanta el rosa y espero que cuando las vea reparadas se sienta inspirada para reparar sus propias cosas. Tiene mucho interés en cuidado y reparación».
Las zapatillas de Vittoria tenían 3 manchitas de lejía en la parte superior de la zapatilla izquierda, en la zona del dedo gordo; una pequeña marca en la zapatilla izquierda cerca del dedo meñique y un pequeño hilo enganchado en el interior de la zapatilla derecha cerca del dedo gordo.
Los daños de las zapatillas de Vittoria eran superficiales. El tejido de las zapatillas estaba intacto, por lo que la reparación consistió en ocultar las manchas. Tras hablar sobre la reparación, nos decidimos por una combinación de hilo de lana y lino en rojos y naranjas y cubrí las marcas con un bordado en punto de zurcido.
La marca junto al dedo meñique en la zapatilla izquierda se encontraba en la unión entre la suela y la tela del empeine, y supuso un interesante reto para crear un bordado en 3D siguiendo el contorno del borde.
Cuando hablamos por primera vez sobre los daños, Vittoria expresó que le encantaría que la reparación fuese una oportunidad para convertir las zapatillas en artículos especiales y únicos. Cuando Vittoria llegó al estudio vestía pantalones vaqueros. En los bordes de los bajos había realizado a mano un hermoso bordado de flores: ya buscaba formas de adornar y personalizar su ropa.
Esto es lo que dijo Vittoria sobre sus zapatillas:
«¡Me encantan las estilográficas y las zapatillas! Cuando vuelvo a mi casa en Italia, a menudo llevo como regalo zapatillas para toda la familia; también compro zapatillas para mis compañeros de piso y me gusta darme el capricho de comprar zapatillas para mí. En mi familia, es normal llevar zapatillas dentro de casa. No sabría decir si usar zapatillas «de casa» es una costumbre de la cultura italiana, pero sé que nos encanta usarlas. Mantienen la casa limpia y los pies cómodos.
Ya hace más de 3 años que tengo este par de zapatillas. Son perfectas para mi piso porque tiene una moqueta un poco áspera. Estas zapatillas almohadilladas no se desgastan con la moqueta, tienen una suela resistente. Y claro, cuando me cayó lejía en las zapatillas, me dio pena y quedé un poco fastidiada conmigo misma. Recuerdo exactamente el momento. Fue un accidente de lo más normal y corriente: estaba limpiando el fregadero y fue entonces cuando las salpiqué con lejía. Puedes ver las manchitas claramente. En realidad, no era un gran problema, pero me dio pena que sucediera. Es curioso que un pequeño incidente como ese pueda causar tal disgusto. No estaban lo suficientemente dañadas como para reemplazarlas y, sin embargo, ya no eran nuevas y flamantes.
Me alegré mucho cuando me enteré de que mis compañeros de trabajo estaban buscando zapatillas dañadas que necesitasen reparación. Era como un proyecto hecho exactamente a mi medida, porque me encanta bordar y remendar y también porque, aunque una zapatilla manchada de lejía era un problema pequeño, necesitaba atención.